Necesitamos redes para no caer al vacío

sábado, 6 de julio de 2019

¡Lo mejor está por llegar!

Recupero hoy estas maravillosas y esperanzadoras palabras del Papa Francisco en Guayaquil, sobre las Bodas de Caná, cuando una Mujer estuvo atenta:
"... Y toda esta historia comenzó porque «no tenían vino», y todo se pudo hacer porque una mujer –la Virgen– estuvo atenta, supo poner en manos de Dios sus preocupaciones, y actuó con sensatez y coraje. Pero hay un detalle, no es menor el dato final: gustaron el mejor de los vinos. Y esa es la buena noticia: el mejor de los vinos está por ser tomado, lo más lindo, lo más profundo y lo más bello para la familia está por venir. Está por venir el tiempo donde gustamos el amor cotidiano, donde nuestros hijos redescubren el espacio que compartimos, y los mayores están presentes en el gozo de cada día. El mejor de los vinos está en esperanza, está por venir para cada persona que se arriesga al amor. Y en la familia hay que arriesgarse al amor, hay que arriesgarse a amar. Y el mejor de los vinos está por venir, aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario. El mejor vino está por venir en aquellos que hoy ven derrumbarse todo. Murmúrenlo hasta creérselo: el mejor vino está por venir. Murmúrenselo cada uno en su corazón: el mejor vino está por venir. Y susúrrenselo a los desesperados o a los desamorados: Tened paciencia, tened esperanza, haced como María, rezad, actuad, abrid el corazón, porque el mejor de los vinos va a venir. Dios siempre se acerca a las periferias de los que se han quedado sin vino, los que sólo tienen para beber desalientos; Jesús siente debilidad por derrochar el mejor de los vinos con aquellos a los que por una u otra razón, ya sienten que se les han roto todas las tinajas.

Como María nos invita, hagamos «lo que el Señor nos diga». Hagan lo que Él les diga. Y agradezcamos que en este nuestro tiempo y nuestra hora, el vino nuevo, el mejor, nos haga recuperar el gozo de la familia, el gozo de vivir en familia. Que así sea..."

lunes, 1 de julio de 2019

Teresa Cardona y el liderazgo femenino regenerador



Teresa Cardona
43 años de vida completa. No interrumpida por la muerte, sino completada por una muerte sirviendo, en fidelidad, en alegría, en dedicación, en generosidad. Teresa era, sin duda, un ejemplo de mujer-líder, 13 años al servicio del Colegio Canigó donde la conocí porque mis dos hijas son ex-alumnas; y al servicio del Colegio Mayor Bonaigua, donde un grupo nutrido de numerarias muy jóvenes, universitarias, mi hija menor entre ellas, se forma para seguir ese mismo camino. 
 ***
Se habla mucho del liderazgo femenino. Pero está muy desviado y desvirtuado porque muchos lo entienden como un proceso obligado de masculinización. Desde la Cátedra "Carmina Roca y Rafael Pich-Aguilera" de Mujer y Liderazgo (IESE Business School), dirigidos por su titular, la prof. Nuria Chinchilla, estudiamos cómo la clave está en que la mujer líder sea sobre todo eso: mujer. En un artículo reciente publicado en Temas de Hoy, reflexionamos sobre el papel regenerador que la mujer puede y debe tener en todos los ámbitos de nuestra trayectoria vital: profesional, familiar, personal, dadas sus cualidades particulares, que le vienen dadas genéticamente. 
Teresa Cardona lo había entendido bien y lo llevaba a la práctica desde las cosas más pequeñas o aparentemente insignificantes, sin desanimarse por los errores o decepciones que todos cometemos a diario. Y en ello estaba cuando el pasado sábado le sorprendió la muerte. Lo sé bien porque una de mis hijas estaba con ella.
Debo a Teresa muchos años de ejemplo a mis hijas, muy de cerca, con el liderazgo entendido como espíritu de servicio y presencia permanente que te deja ser libre y te quiere como eres, mientras de una manera intangible y desinteresada, te mueve a desear ser mejor, a querer esforzarte por tener -como ella- esa perspectiva magnánima que te otorga la humildad bien entendida. 
Hace un rato leía el editorial de julio que escribe la directora de la revista Telva, Olga Ruiz, donde afirma que "los humildes son muy pesados y a menudo tristes". No puedo estar más en desacuerdo, Olga Ruiz. Y tengo un ejemplo de primera: Teresa Cardona era tan alegre que casi se notaba su presencia antes de que entrase en la habitación. En los momentos más duros de mi vida, su mirada franca y a la vez llena de delicadeza, me abrió paso a otros horizontes de paz, de mejora personal, de familia. Fue madre de mis hijas conmigo y, no pocas veces, por mí.
@anitiekossobe
Por razones que no vienen al caso, Teresa Cardona llevaba años siendo miembro de mi familia, ella que había entregado a Dios la posibilidad de crear la suya propia. 
Un verdadero líder desaparece. Te deja a ti en primera fila. Donde ahora están mis hijas y tantas otras mujeres jóvenes que ya están haciendo esta sociedad mejor.
La prof. Chinchilla me ha enseñado que Juan Antonio Pérez López, antiguo decano del IESE, y su mentor (por cierto, también fallecido "a destiempo"), decía que "el siglo XXI será de las mujeres, o no será". Desde luego, sus palabras no pueden ser más actuales, a pesar de que el feminismo deshumanizado que sufrimos, que descarta tantas veces al hombre por el mero hecho de serlo (mientras trata de imitarlo en puestos de poder, qué gracia), se empeñe en vendernos otra sociedad falseada y desnaturalizada. 
Teresa Cardona, una mujer del siglo XXI. Anitie kossobe.

lunes, 18 de agosto de 2014

Mi ex, tu ex, su ex.
Los católicos no tenemos exmaridos o exmujeres.
Creemos en la indisolubilidad de nuestro matrimonio. Y como dice esa viñeta que corre por ahí, lo que se rompe lo arreglamos, no lo tiramos a la primera de cambio.
Y si nuestro matrimonio no fue válido, no existió (que eso es la nulidad matrimonial),  entonces nunca hemos tenido marido o mujer, por lo que no podemos tener "ex".
Esta verdad de perogrullo parece hoy un rasgo de fundamentalismo ultracatólico. Como si eso existiera: o se es católico, o no se es. Así de simple.
Que terminéis bien el verano.

lunes, 28 de julio de 2014

El nido doblemente vacío.

El nido doblemente vacío.
Hoy, un recuerdo muy especial por todas aquellas madres, y padres, que -sin quererlo así- pasan su tiempo de descanso separados de sus hijos.
Una oración por todos ellos, por todos nosotros...

jueves, 22 de mayo de 2014

Mujeres separadas: autoestima


Mujeres separadas: autoestima

La autoestima es el valor que nos damos a nosotros mismos; la forma en que nos percibimos y la manera en que nos sentimos respecto de nuestras capacidades, habilidades y defectos. Es importante saber que las personas tenemos distintas facetas de personalidad y que constantemente nos autoevaluamos respecto a cada una de ellas.

Características que puede tener una persona con baja autoestima:
  • ·         Desprecia sus virtudes.
  • ·         Demasiado autocrítica.
  • ·         No toma en cuenta los halagos, pero sí las críticas.
  • ·         Opta por las decisiones de los otros, aunque crea que su opinión es correcta.
  • ·         Actúa a la defensiva.
  • ·         Se siente despreciada con frecuencia.
  • ·         Siente que tiene menos valor que los demás.
  • ·         No está conforme con su cuerpo.
  • ·         Desearía ser otra(s) persona(s).
  • ·         Constantemente se manda mensajes internos negativos.

Lo que no debes olvidar de la autoestima:
Conócete a ti misma, identifica tus cualidades y defectos. Analízalos y observa cómo puedes fortalecer las primeras y mejorar los segundos, pero no busques la perfección.
Nunca anticipes resultados negativos, ni creas que no eres lo suficientemente buena para algo.
Cada vez que intentes algo, repite: “Puedo hacerlo, aquellas cosas que sé hacer me ayudarán a sobresalir del resto, y lo que aún no sé lo aprenderé.”
Soy un ser único, no soy perfecta y sé que necesito aprender a identificar aquellas áreas en las que puedo mejorar.
No minimices los halagos ni magnifiques las críticas.
Recuerda que eres irrepetible, así que quiérete mucho; si no lo haces, nadie lo hará
.

LA AUTOESTIMA DE LAS SEPARADAS

Existen muchos factores que influyen negativamente sobre nuestra autoestima:

Aislamiento de las amistades, debido a que afrontamos solas las responsabilidades de los hijos.
Variación de nuestros  planes de vida, muchas madres separadas tienen que abandonar sus estudios e incluso buscar trabajo sin contar con la preparación y experiencia para conseguir uno bueno.
Imposición de la familia en sus propias decisiones, debido a que algunas mujeres separadas  jóvenes se ven obligadas a depender de su familia,  se ven obligadas a acatar las órdenes que les impongan.
Sentimiento de culpabilidad  por no haber logrado mantener el matrimonio…
Cambio de actividades gratificantes por obligatorias, con responsabilidades que ocupan hasta su tiempo libre.
Estigmatización: sistemáticamente perciben rechazo en su relación con personas, instituciones, etc.,aunque  no necesariamente significa que sufran el rechazo, también ellas mismas lo pueden sentir así, excluyéndose a sí mismas.

¿Qué podemos hacer?

La madre separada debe asumir y desempeñar sus responsabilidades siendo consciente de sus limitaciones y evitar sobrecargarse.
La madre separada debe buscar apoyo en personas que la quieran, pidiendo ayuda en ocasiones, delegando responsabilidades de ser necesario.
Debe contar con un círculo social de apoyo alternativo a su familia, los amigos pueden ser de gran ayuda, conocer a otras madres separadas  y siempre tratando de conocer y compartir con personas, de esta forma se evita la soledad y comparte sus problemas con otros.
Deben participar en programas que ayuden a la mejora de su autoestima, habilidades sociales y poder conseguir la independencia que tanto ansían.
Dedicar un momento para sí misma que le dé ánimos, un momento en el cual pueda salir a divertirse, hacer lo que quiera, leer un libro, ver televisión, etc., pero hacerlo exclusivamente pensando en ella.
El arreglo personal también es importante.


La autoestima del cristiano (Míchel Esparza)

La autoestima tiene mala prensa en ambientes cristianos, parece opuesta a la humildad. Pero, en realidad, autoestima y cristianismo se complementan. ¿De qué modo?

El egocentrismo no se da sólo en personas vanidosas y arrogantes, sino también en personas que se infravaloran: también la falsa modestia y el autorrechazo son contrarios a la humildad. Por tanto, para ser humilde, es preciso que uno se acepte a sí mismo tal como es, más aún: es preciso que uno se ame a sí mismo aun sabiendo que tiene defectos.

En última instancia, los conflictos con uno mismo provienen de la dificultad de aceptar la propia miseria, y nada le reconcilia a uno tanto consigo mismo como el saberse amado.

Cristo nos ha revelado el amor incondicional de Dios por cada ser humano.
Quien, a pesar de ser miserable, se sepa amorosamente mirado de continuo por un Padre que le ama tal como es, gozará de una paz interior inamovible. Sus errores personales no le quitarán esa paz porque sabe que a su Padre le encanta perdonarle cada vez que le pida perdón.

 Sabiéndose así amado, se amará a sí mismo y, libre de problemas personales, se podrá dedicar de lleno a amar a los demás.

En efecto, la paz interior no es el único fruto de la humilde autoestima de quien se sabe hijo de Dios. Una buena relación con uno mismo tiene también una importancia decisiva de cara a la calidad del amor a los demás.

 Autoestima y cristianismo no son solo complementarios:

Solo la vida cristiana puede aportar soluciones estables a los problemas de autoestima.


Quien se sabe hijo de Dios, se olvida fácilmente de sí mismo y aumenta la calidad de su amor a los demás. En cambio, quien desconoce esa dignidad, se ve impelido a cosechar éxitos que aumenten su autoestima y le hagan merecedor de la estima ajena. Pero de ese modo nunca alcanza una buena relación consigo mismo y con los demás, porque el yo está envenenado por el amor propio y jamás se satisface del todo.

Quien desconozca el amor de Dios, ante sus propias miserias, tendrá dos opciones:
·         O bien reconocerlas y deprimirse,
·         O bien autoengañarse, eventualmente con ayuda de psicoterapia (hay quienes acuden a un psicoterapeuta para que les convenza de que son personas fabulosas).

Pero así nunca se obtiene una paz duradera, porque la inteligencia engañada siempre protesta. Es aquí donde el cristianismo ofrece la mejor alternativa. El conocimiento de estas realidades sería la mejor propaganda para la vida cristiana.

El amor a uno mismo vs el amor propio

¿Por qué se ha dejado de lado en la vida cristiana esta actitud de amarse a uno mismo?
Esparza: Quizá por falta de matices. Hay cristianos a quienes les resulta extraño que se hable de amor a uno mismo porque piensan que se trata de algún tipo de egoísmo. Se sorprenderían si comprendiesen que es lo contrario: que el amor a uno mismo y el amor propio son inversamente proporcionales.
No se trata sólo de amarnos a nosotros mismos a causa de nuestras cualidades, sino sobre todo a causa de lo mucho que Dios nos ama.
Si aceptamos el Amor que Dios nos brinda, recibimos la mayor dignidad imaginable: la dignidad de hijos de Dios. Y aquí un cariñoso recuerdo para Maruja, que se sintió princesa, hija de Rey!!!  Ahora bien, ese recto amor a uno mismo resulta ser el modo más eficaz de combatir el egoísmo del yo (=amor propio)

Es algo que ha calado en la mentalidad del pueblo cristiano (piénsese en el refrán: «la caridad bien ordenada empieza por uno mismo»). Lo que quizá no se ha puesto suficientemente de relieve es la relación existente entre filiación divina y humildad, y entre esa sana autoestima y la calidad de nuestros amores.


«La humildad es la virtud que nos ayuda a conocer nuestra miseria y nuestra grandeza»
(San Josemaría Escrivá)

La humildad es la verdad, y la verdad es que todos tenemos miserias y que somos inmensamente amados por Dios.

El mejor antídoto para poder asumir nuestra miseria consiste en descubrir nuestra grandeza de hijos de Dios. Puesto que nuestro yo está “hambriento” de estima, la mejor forma de que no moleste consiste en proporcionarle una “comida” capaz de satisfacerle plenamente.

En vez de pasarnos toda la vida buscando soluciones de recambio que nunca satisfacen del todo, nos conviene acudir directamente a la fuente de nuestra mayor dignidad: la maravillosa realidad de ser amados con locura por un Dios maternalmente paternal.

Una escalera hacia la autoestima

Comienza con el autoconocimiento, saber cómo eres e identificar tus defectos y habilidades te ayudará a subir. Sigue con tu autoconcepto: ahora ya sabes cómo reaccionas y cómo te comportas. Cuando hayas actuado, autoevalúate, con sinceridad. La autoaceptación cuesta, pero es imprescindible para llegar al siguiente escalón, el autorrespeto. Y de ahí a la autoestima, verás que sólo hay un paso: quiérete a ti misma, perdónate, y sigue adelante!

AUTOESTIMA
AUTORRESPETO
AUTOACEPTACIÓN
AUTOEVALUACIÓN
AUTOCONCEPTO
AUTOCONOCIMIENTO






jueves, 8 de mayo de 2014

El tiempo en un hilo

Estos días se cumple el primer aniversario de la muerte de Maruja Moragas.
Con ese motivo se ha presentado el libro que ella escribió en sus últimos meses de vida, consciente de que se iba y esperanzada por poder hacer bien con su testimonio a los que nos quedábamos.
¿Por qué recomiendo este libro? En primer lugar, porque es muy entretenido! Pero sobre todo, porque es la vida de una mujer fuerte, luchadora, que no se dejó amilanar por lo que ella llama "la madre de todas las crisis", el abandono que sufren ella y sus tres hijos por parte del marido y padre.
En estas memorias, Maruja Moragas habla de los recursos que almacenó  ella misma en su mochila, y los que otros fueron añadiendo a lo largo de las diferentes etapas. Esos recursos, llegado el momemto, le salvarían la vida. No la vida físicamente (que desgraciadamente se vio devastada por un cáncer que le dejó 8 meses de vida), sino la vida que ella quería dar a sus hijos, a sus familiares, a sus amigos, a sus colegas, a todos los que la conocimos y quisimos.
Si estás leyendo esta entrada porque a ti también te ocurrió algo similar, te aconsejo vivamente que leas sus memorias, testimonio de lucha y victoria sobre la adversidad.



martes, 18 de marzo de 2014

LA GRANDEZA DE SER FIEL


Parte de una entrevista a Monseñor Caffarra, cardenal de Bolonia,sobre los divorciados vueltos a casar:

Uno de los temas más citados por quien espera una apertura de la Iglesia a las personas que viven en situaciones consideradas irregulares es que la fe es una, pero que los modos de aplicarla a las circunstancias particulares deben conformarse a los tiempos, como siempre ha hecho la Iglesia. ¿Qué piensa usted de esto?
¿Puede limitarse la Iglesia a ir hacia donde la llevan los procesos históricos, como si fueran derivas naturales? ¿En esto consiste anunciar el Evangelio? Yo no lo creo, porque, si fuera así, me pregunto cómo se puede salvar al hombre. 

»Le cuento un episodio. Una esposa aún joven, abandonada por el marido, me dijo que vive en la castidad, pero que le cuesta un esfuerzo enorme. Porque, dice, “no soy una religiosa, soy una mujer normal”. Pero me dijo también que no podría vivir sin la Eucaristía. Por lo que, también el peso de la castidad se aligera, porque piensa en la Eucaristía. 

»Otro caso. Una señora con cuatro hijos ha sido abandonada por el marido después de veinte años de matrimonio. La señora me dijo que en ese momentoentendió que tenía que amar al marido en la cruz, “como ha hecho Jesús conmigo”. ¿Por qué no se habla de estas maravillas de la gracia de Dios? 

»¿Se han adaptado a los tiempos estas dos señoras? Claro que no se han adaptado a los tiempos. Le aseguro que me siento mal cuando tomo nota, en estas semanas de discusión, del silencio que ha calado sobre la grandeza de esposas y esposos que, abandonados, han permanecido fieles